¿Cómo aprovechaban los huaycos los antiguos peruanos?
Escribe: arqlo Treder Jáuregui Cassia
Los denominados “desastres naturales” siempre han formado parte de nuestra historia. En la actualidad los avances científicos han permitido conocer con mayor profundidad sus características para así saber cómo enfrentarlos y prevenir pérdidas considerables; sin embargo, en países como el nuestro, problemas como el tráfico de tierras, invasiones, corrupción, etc. han permitido el establecimiento de asentamientos humanos en zonas inapropiadas, teniendo como resultado pérdidas irreparables. Uno de los más frecuentes son los corrimientos de tierra denominados “huaycos”. Un caso reciente ha sido el que asoló Chosica y Huarochirí, dejando miles de damnificados así como pérdidas humanas.
Durante mucho tiempo las medidas que han tomado las instituciones competentes ha sido la de ser espectadores del “desastre” y controlarlo después de producidos sus efectos. Es entendible que el poder de la naturaleza es implacable y al parecer poco o nada es lo que se puede hacer; sin embargo, ¿qué pasaría si lo que consideramos como un suceso infeliz y lamentable fuera todo lo contrario? ¿Qué pasaría si ese terror en realidad es una oportunidad que estamos desaprovechando? Puede sonar descabellado, pero en realidad existieron prácticas muy antiguas que tenían como base otra idiosincrasia, la cual permitía ver desde otra óptica este fenómeno, siendo considerado una oportunidad más que un problema.
Así como hoy en día, las sociedades prehispánicas también asistieron a los mismos fenómenos naturales; sin embargo, la experiencia milenaria les permitió entender bastante bien la “lógica de la naturaleza”, siendo esta una de las bases de la organización social. Ejemplos de ello se ven en una serie de asentamientos ubicados en zonas altas, incluso crestas de cerros, desde donde más allá de controlar panorámicamente gran parte del valle, se libraban de ser barridos por los deslizamientos y podían aprovechar al máximo las áreas bajas del valle, que eran ricas para la agricultura.
La vasta experiencia de trabajos de campo por parte del ya fallecido Dr. Javier Pulgar Vidal, quien en sus largos recorridos con diversos científicos como el arqueólogo Julio C. Tello, le permitió ir descubriendo varios avances tecnológicos logrados por los antiguos habitantes de los andes, destacándose entre estos, las técnicas empleadas para el control y manejo de los Huaycos, el cual fue expuesto en una entrevista a una revista ya desaparecida (1) por lo que vale la pena mencionar algunos puntos importantes y poco conocidos, que merecen ser difundidos en la actualidad.
• Al analizar la palabra “Huaico” en la lengua Macro-Chibcha quiere decir “el flujo” (wa), “que apoya”, “después de bajar de las montañas” (ko). Es evidente que es un apoyo para la agricultura.
• La manera como el hombre manejaba el huayco era evitando que el agua turbia que se formaba en las alturas llegue al cauce de los ríos. “En cada pequeña quebrada lateral los pobladores recogían el agua turbia, el lodo y lo echaban al campo”. De esta manera se podía distribuir el agua en una superficie muy grande, atenuando el poder destructivo que habría tenido sí llegaba al cauce principal.
• También aplicaron una técnica llamada “Mananteo” que consistió en hacer penetrar profundamente el agua en el suelo, aprovechando el efecto de algunos pastos. El agua así conducida reaparecía tierra abajo, en forma de puquios y ojos de agua. El agua sobrante se colocaba en lagunas artificiales llamadas “cochas”. De estas sacaban acequias llamadas “huallanchas” que irrigaban andenes y superficies onduladas o planas.
• El control del huayco debe realizarse desde donde comienza, en las quebradas donde se origina, como por ejemplo en Río Seco, en la parte alta de Chosica. La irrigación de esa quebrada evitaría huaycos destructivos.
• Otra manera de controlar el huayco es sembrando una caña brava llamada “mallao” que se sembraba de los 3000 a 4000 msnm, formando una “esponja vegetal” que hacía que el agua fluya lentamente, evitando no solo las grandes avalanchas sino las sequias temporales.
Estos puntos señalados no solo son importantes por el enorme conocimiento que mostraron los antiguos pobladores, que desde luego es admirable, sino que es un llamado de atención a los organismos competentes con el objeto de mostrarles que existen alternativas menos costosas o desproporcionadas y más armoniosas para el control de fenómenos naturales así como estrategias distintas para afrontar otros desafíos que se presenten y que es urgente que se lleven a cabo para evitar futuros retrasos y pérdidas.
Desde aproximadamente diez mil años en que el hombre llegó a estas tierras, fue acumulando conocimientos y consiguió dominar y moldear prácticamente todo el territorio que hoy habitamos, logrando subsistir y consolidar grandes organizaciones sociales a lo largo de los múltiples pisos ecológicos. Es evidente que necesitamos nutrirnos más de aquella vieja experiencia, analizando como aquellas personas podían enfrentarlas, pero no en el sentido de copiarlos sino de retomar aquella creatividad y experimentación que alguna vez nos caracterizó, que se perdió parcialmente con la invasión europea y que la república quiso dejar de lado tratando de imitar otros tipos de desarrollo que no se ajustaban a la realidad nacional. Cabe mencionar que este problema de los huaycos está vinculado a otros más que aquejan al país, por lo que su solución también irá a la par con la solución de estos, que tienen que ver con la adecuada administración del país como también mencionaba en aquella entrevista el Dr. Pulgar Vidal.
(1) Pulgar Vidal (1981) - El Huaico es un recurso natural. Entrevista realizada por la Revista MARKA. Nro 196. 19 de Marzo de 1981.
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